Científicos crean glándulas lagrimales humanas y logran hacerlas llorar

Científicos crean glándulas lagrimales humanas y logran hacerlas llorar

Un equipo de investigadores utilizó una tecnología 3D llamada organoide, que imita el funcionamiento de los órganos, para crear glándulas lagrimales en miniatura capaces de producir lágrimas. El avance será de utilidad para analizar trastornos oculares, como por ejemplo la denominada enfermedad del ojo seco, que puede ser dolorosa y propensa a las infecciones. El estudio fue desarrollado por el equipo del laboratorio del biólogo Hans Clevers en el Centro Médico Universitario de Utrecht (Países Bajos).

La glándula lagrimal está ubicada en la parte superior de la cuenca del ojo y tiene como función lubricar y proteger la córnea. Por su ubicación, estudiarla no es sencillo para los especialistas.

Durante el proyecto, los investigadores crearon glándulas humanas y de ratones en un plato de laboratorio y para estimular la producción de lágrimas expusieron los organoides a distintos químicos. «Los organoides se cultivan utilizando un cóctel de factores estimulantes del crecimiento. Tuvimos que modificar el cóctel habitual para que fuesen capaces de llorar», detalló la investigadora Marie Bannier-Hélaouët.

Como los organoides no tienen conductos, al producir las lágrimas, se hinchan. «Si hubiera habido un pequeño conducto, habría habido gotas», agregó Clevers. En tanto, cuando los organoides fueron trasplantados a ratones, maduraron y desarrollaron estructuras similares a esos conductos que contenían proteínas halladas en las lágrimas.

El equipo de investigación espera ahora avanzar en el estudio de las glándulas lagrimales y en la búsqueda de nuevos medicamentos para pacientes con trastornos en el desarrollo de las lágrimas. «La disfunción de la glándula lagrimal, por ejemplo en el síndrome de Sjögren, puede tener consecuencias graves, como sequedad del ojo o incluso ulceración de la córnea. Esto puede, en casos graves, conducir a la ceguera», explicó la oftalmóloga Rachel Kalmann, quien formó parte del trabajo.

Por su parte, Bannier-Hélaouët concluyó: «Con suerte, en el futuro, este tipo de organoides puede incluso ser trasplantable a pacientes con glándulas lagrimales que no funcionan».

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