La vacuna parte del comercio internacional

La vacuna parte del comercio internacional

Realidades que duelen, no podemos hacer nada, no hay dinero para resolver, la vacuna contra el covid llegará hasta finales de mayo. La dilación es el reflejo de la incapacidad del país ante la salud del pueblo que muere. Honduras se nos va de las manos, no hay respuesta ante la contaminación, excusas son las que más sobran y esto que si fueran parte la respuesta hacia la contaminación hubiéramos encontrado la salida, porque buscamos explicaciones a la incapacidad, porque la respuesta es tan cruda que resulta mejor esconderla. La pandemia agotó la esperanza y tiene extenuado a una gran mayoría que ha puesto los ojos en tomadores de decisiones casi sin solución. Señores y Señoras, cuando en largas cadenas nacionales nos dijeron la mejor medida es quedarse en casa no dieron atol con el dedo, lo que nos trataba de decir es que no tenían la respuesta, estaban tan atemorizados como ahora, la gente es sabia, buscaron la respuesta en el mercado, en su estómago, sin temor a morir de covid dieron la respuesta a los ministros, hubieron caídos en la franca batalla, pero han dado salidas salomónicas, y aunque han costado vida por infección, no se quedaron esperando respuestas, les han enseñado a las autoridades que la familia, el empleo, las relaciones comerciales deben continuar. Ese intercambio de víveres en los mercados nacionales y locales son los que han dado pie, por lo menos, al bienestar de la población, de lo contrario, el caos sería inminente. Nadie quiere morirse de covid, pero es urgente quitar el maquillaje a la verdad y partir con lo que tenemos. Ahora resulta que las vacunas están sujetas a la anuencia del mercado internacional y que personeros del Fondo Monetario Internacional están girando instrucciones a las empresas farmacéuticas para sean anuentes a la venta de la vacuna. Está claro, no somos elegibles por la categoría de corruptos y pobres, estamos indefensos y debemos llegar a la conclusión, ver hacia adelante y aunque estemos a la deriva, encontraremos un día la cura a esta enfermedad importada, aunque sea por gratitud o misericordia. 

EDITORIAL

 

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