En la década de los 80´s se ponen en práctica las elecciones internas para dar una legitimidad e idoneidad a un candidato electo por los afiliados y no afiliados que integran el partido nacional, liberal. En este momento de la historia no recordaremos del partido Libertad y Refundación porque sus líderes integraban las filas del liberalismo, para reiterar únicamente había como partido fuertes liberal y nacional. Antes (1980-1985), los candidatos surgen por intereses de grupo y así se elegía presidentes, sin ningún escrutinio interno.
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Partiendo de ese hecho, qué rol jugaba la voluntad del pueblo ante este proceso, ninguno, solo de ser el mandadero de los grupos de poder que legalizaron un proceso. Instaurado el proceso electoral interno se produce el fenómeno participativo y se crea la armonía social entre los partidos en jego. Una vez explicado el continuo proceso interno desde hace tres periodo el partido Libertad y Refundación se suma al escrutinio de sus adeptos, con algunas suspicacia internas envisque el fundador del partido, Manuel Zelaya no quiere renunciar al proceso poniendo a participar cada cuatro años a su propia familia, aun así, con esas críticas, los simpatizantes de libre elige y reaccionan. Se suman tres partido políticos, eligen para alistar la maquinaria a las generales, ahora una tortuosa tarea política, tres titanes.
El Consejo Nacional Electoral entre sus lentitudes va caminando con la intención de mantener los más transparente el proceso, aunque el común en los hondureño mantienen la zozobra por los antecedentes funestos para la democracia nacional. Ningún partido, país debe parecerse a un reinado sabiendo que la democracia es la máxima expresión del pueblo. Hay equivocación que el pueblo las ha pagado eligiendo gobernantes, diputados y alcalde, sin embargo tiene la opción de reparar sus errores cada cuatro años, simplemente quitando el inepto e incapaz.
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