PANACOMA Una zona de guerra, franqueada por múltiples ataques, las consecuencias devastadoras no se hacen esperar

PANACOMA  Una zona de guerra, franqueada por múltiples ataques, las consecuencias devastadoras no se hacen esperar

Comayagua, Lv.- Pareciera una zona de guerra, lenguas de fuego consumen grandes extensiones de bosque. En Honduras, en lo que va del 2023 se registran 800 incendios que significan más de 30 mil hectáreas de bosque consumidas por fuego.

En un reciente viaje al corazón del Parque Nacional de Comayagua, declarado patrimonio un primero de enero de 1987 con un área geográfica de 184.8 kilómetros cuadrados se identifican fisurar, donde el ser humano ha penetrado con la frontera agrícola, especialmente con cultivo de café.

Con las 30 mil hectáreas de bosque, 6,600 pertenecen a la zona núcleo. Esta demarcación geográfica divide a Comayagua, San Jerónimo y Esquías. El crecimiento poblacional demanda de más tierra, aunque según el Instituto de Conservación Forestal, ICF, estas tierras no son de vocación agrícola. Lo agreste de la zona con más de 2,047 metros sobre el nivel del mar en la realidad es aprovechada con el cultivo de café de altura.

En la actualidad 64 comunidades devoran más tierra, violentan el acuerdo patrimonial con más de 36 años ensanchando aún más la frontera agrícola. Desde el pico más alto La Choca, Río Oscuro y El Portillo se divisar la tragedia sin precedente, humo, fuego, carreteras y arroyos mermados.

“Antes mirábamos pasar monos, venados y otras aves por aquí, se han escaseado y yo creo que los hemos corrido”, a viva voz de un oriundo de la zona.

Recientemente el cuerpo de bombero de la ciudad de Comayagua ha llegado hasta donde ha podido extinguir el fuego ocasionado por lugareños, “queman la maleza y el fuego se les traspasa”, explican sin percatase del daño un habitante que prefirió estar en el anonimato por temor a represalias.

La tierra en la zona de amortiguamiento y núcleo es una constante estira y encoge, aunque la mano de obra cada día se vuelve más dura encontrarla para los quehaceres de la caficultura, continúan haciendo brechas a vista y paciencia de entes gubernamentales.

La verdad de los hechos consume el pulmón de la zona central donde cada día se extingue la fauna y flora a su paso se acorta la vida que dependen del caudal, incluyendo los proyectos de la ciudad de Comayagua que dependen del agua potable generada desde la zona.

Los incendios forestales, la rápida frontera agrícola, crecimiento poblacional y la poca asistencia en el manejo forestal hacen el polvorín de esta reserva que cada año pierde su razón de ser.

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