Un sable de más de dos siglos es recuperado por los descendientes del dueño original gracias a la curiosidad de un niño de 12 años

Un sable de más de dos siglos es recuperado por los descendientes del dueño original gracias a la curiosidad de un niño de 12 años

Un sable de caballería de la época de la Revolución Estadounidense, datado de 1780 y que pudo haber sido el arma homicida en un crimen en Canadá, ha regresado a manos de la familia del propietario original gracias a la curiosidad de uno de sus descendientes, un niño de 12 años que actualmente vive en Chile.

El sable perteneció al capitán Joseph Marshall, miembro de los Carolina Rangers, un regimiento de caballería británico enviado a Norteamérica para impedir la independencia estadounidense. El paradero del arma permaneció desconocido para la familia hasta que Sam Marshall, el menor, lo ubicara gracias a una investigación motivada por su interés en la guerra revolucionaria estadounidense, recoge CBC.

Después de leer un trabajo que su padre hizo sobre el capitán Marshall en su época escolar, Sam comenzó a buscar en Internet más información sobre sus antepasados, lo que lo llevó a encontrar un artículo sobre el hallazgo de un viejo sable oxidado dentro de una pared en una casa en Guysborough, en la provincia canadiense de Nueva Escocia.

Por si la historia no fuera suficientemente rocambolesca, el vicepresidente de la Sociedad Histórica de Guysborough, Mark Haynes, señala que el sable pudo haber sido el arma homicida en la muerte de un médico local en 1829, un crimen del cual tanto un hijo como un nieto del capitán fueron acusados y después liberados. Sin embargo, se cree que a pesar de su exculpación, tras el proceso judicial la espada quedó bajo custodia de las autoridades.

Se ignora cómo exactamente el sable acabó entre las paredes de la casa de Guysborough, pero se sabe que el inmueble fue construido en 1939 por un ‘sheriff’ local retirado, por lo que Haynes sospecha que fue él quien se quedó con el arma. El objeto estuvo desaparecido hasta 2014, cuando los actuales propietarios de la casa, la familia Gerrior, remodelaron el edificio. Al encontrar en la Red la noticia del hallazgo, Sam informó a su abuelo, Jack Marshall, quien ignoraba la existencia del sable.

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